lunes, 18 de julio de 2016

Taller “Autogestión para la vida en común”


Estado, mercado y autogestión

Por Jaime Yovanovic Prieto 
Universidad Libre, la desuniversidad comunitaria de la tierra

 
El diario La Tercera de hoy, lunes 18 de julio, en Santiago de Chile, trae dos noticias que son relevantes para los ingresos y la sobrevivencia de los chilenos y demás pueblos que habitan el territorio del país provisorio llamado Chile. Aclaremos que decimos provisorio porque se trata de un instante histórico, un fenómeno político derivado del poder que nada tiene que ver con la naturaleza, la vida humana, el común, el buen vivir y el amor, por lo tanto nada de eso, el estado y el mercado, hay que verlo como el modo de ser social, sino como el modo en que estamos, o mejor, el modo en que nos tienen:
Los titulares de la tercera son:
Parlamentarios y especialistas abren debate por gasto social en Presupuesto de 2017 .Cifras de MDS revelaron que 8,6 millones de personas viven en hogares que reciben transferencias monetarias del Estado. y

Entendiendo todo lo anterior, podemos hacer el análisis un poco más de fondo, sin quedarnos en las ramas circunstanciales, tales como la disputa del poder o su “destrucción”, que es como los presos de una cárcel organizan estructuras de poder interno y aún crean sus propias leyes.
De cajón eso significaría que estamos presos por la sociedad, o mejor, por la forma en que son organizadas las personas separadas tras la ruptura del común por el patriarcado, la propiedad y el poder y, lo que resulta extraño, los carceleros sociales no son los gendarmes, policías, políticos, militares, autoridades y empresas, pues ellos también son prisioneros del sistema, sino nosotros mismos, que finalmente aceptamos este modo de vivir, que se reproduce a si mismo en la misma medida que lo practicamos, pagamos la micro, compramos en la tienda, sacamos papeles de las oficinas públicas, administramos mano de obra mal pagada, acumulamos jugosas cuentas bancarias, aunque algunos presuntuosos digan “ellos acumulan”, “yo soy libre de polvo y paja” y demuestran su heroismo arrojando 4 o 5 kilos de piedras a nuestros congéneres puestos en contra nuestra con palos y lacrimógenas o puestos a apretar botones de misiles lanzados desde drones contra los otros congéneres o hermanos nuestros “organizados” tras la ideología del fundamentalismo. La ideología y la “organización” sirven para fragmentar aún más a los humanos arrojándolos en grandes multitudes unos contra los otros, unos con banderas rojas, otros con banderas blancas y otros con cruces. Pero bueno, no hablemos de lo obvio, lo que sólo preocupa a los que han sido lavados cerebralmente y se ponen un chaleco con bombas o arman coordinadoras para penetrar barrios y acabar con los brotes de autonomía que intentan rescatar el común. Las organizaciones que dicen ser máquinas antisistémicas no lo son, pues luchan contra el poder para instalar otro, por eso no les interesa el no-sistema o el no-poder de las formas de vida comunitaria, más bien las agreden y aplauden a los mapuche o huincas metidos entre mapuche, que incendiando camiones “educan” o “concientizan” para la lucha, aunque dicen ser muy serios y que en nada se parecen a los fundamentalistas, sin ver como algunos mapuche al recuperar tierras obtienen una gran producción autogestionaria de alimentos o logran detener las hidroeléctricas, y a los que defendemos las formas pacíficas de la autonomía comunitaria nos dicen “hippies” para descalificarnos y hacer prevalecer su razón de odio y distanciamiento.

Que sirva lo dicho para marcar la cancha donde vamos a analizar las dos noticias del estado y del mercado, que haremos no desde el odio y la lucha entre hermanos de la especie humana, sino desde el latir de los corazones y lo que nos hermana: el instinto, los más de 8 millones de años viviendo juntos hasta la llegada del progreso instalado sobre las ruinas del común, lo que quedó de la destrucción de las forman de vida comunitaria: la sociedad, el agregado de personas individuales hiper alimentadas con el individualismo y el hedonismo.

Los titulares de la tercera son:
Parlamentarios y especialistas abren debate por gasto social en Presupuesto de 2017 .Cifras de MDS revelaron que 8,6 millones de personas viven en hogares que reciben transferencias monetarias del Estado. y

La primera noticia informa que la mitad de los hogares recibe algún apoyo monetario directo del estado, con lo que evidentemente se instala una dependencia y subordinación, una atadura al dinero que cae del cielo y depende de la participación en las elecciones, ya que fulanito propuso o aprobó la medida tal o cual. O sea, los políticos son todo lo criticable que se quiera, pero son los que sueltan algún billete, que aún los sectores “conscientes” no van a cuestionar por dos motivos, el primero porque esa plata viene bien, y el segundo porque ellos se ofrecen para hacer más y mejores cosas desde allá arriba.

La crisis económica mundial que paso a paso está llegando, pondrá ello en cuestión, pues ya se ha comprobado que el estado clientelar se ha venido abajo en todas partes, ya que en la actualidad no hay bolsillo estatal que aguante, vea usted como tienen a los maestros en México o la seguridad social y los salarios en Francia, por sólo traer dos ejemplos que están generando enormers convulsiones sociales en dichos países, tambiérn transitorios, por supuesto.

La segunda noticia explica la gigantesca diferencia entre las pensiones de los funcionarios públicos uniformados y el resto de la población. La política de pensiones es un instrumento sensacional del poder, ya que con ello tira y afloja los hilos que moverán de un lado para otro a los jubilados y pensionados. Es la política clientelar por antonomasia. Terminó de trabajar (si se puede llamar trabajo a esa precariedad que vivimos), entonces la previsión lo mantiene, cuando la previsión privada es una estafa y la estatal una miseria. Cuando llueve, todos se mojan, pero con el dinero ocurre lo contrario, cuando llueve se mojan los de arriba, en tanto los de abajo se secan como uva pasa.
Y eso va empeorando, por más que los opositores prometen el oro y el moro y los izquierdistas de todos los matices ofrecen una revolución que sólo ha significado en algunos casos un mejoramiento del sistema de salud, que mata según Illich, y de educación, que concientiza, ya que cuando no se traga el manifiesto o la biblia, se traga la dependencia al dinero.

Si las cosas están mal, además que van de mal en peor, y por si fuera poco, siguen y seguirán empeorando aumentando la marginalidad, la precariedad y el hambre en todo el planeta y hay que ser muy pelotudo para imaginar que aquí estamos a salvo, los flujos de ganancia de los intocables procesos de acumulación se están orientando a grandes proyectos de infraestructura como el extractivismo cada vez más destructivo, construcción de edificios hasta en la sopa, la constante modernización del puerto de Valparaíso para atender y lucrar de ese flujo, así como vías para sacar y meter productos y materias primas que alimentan más a ese monstruo que devora ganancias y vidas, la lucha callejera parece un chiste cuando vemos cuatro gatos que se desprenden de las movilizaciones pacíficas para atraer gente a las “formas de lucha” en momentos en que las organizaciones armadas a nivel internacional descubren que la lucha ya no sirve para los cambios y deciden sumergirse en el mundo social, unos para hacer de líderes y vanguardias, otros para aprender de la autonomía comunitaria.
Pocos invierten energías en hacer otra cosa, ya que estamos todos tan metidos en el sistema que llegamos a creer y, lo que es peor, a vender la pomada, que el sistema se cambia o destruye por dentro, con lo que fortalecemos la reproducción sistémica. Otros se salen y disparan con tutti para destruir y destruir, mientras la población asiste atónita a las batallas de los políticos y los que luchan, sin darles bola, con lo que la conclusión de ellos es que lo están haciendo mal, que la gente “no entiende” y dale más propaganda y convencimiento, todo lo cual se estrella contra la gran muralla china de la indiferencia de las vidas personales dedicadas a la sobrevivencia en que nos tienen, lo que muchos piensan que es un triunfo de la ideología “de los otros” o los más delicados imaginan que aún falta llenar la cabeza de la gente con “información” sobre lo que sucede, y venga más folletos, trípticos, dípticos y a pasar la idea se ha dicho, reiterando el rol de vanguardia: los que sabemos, entendemos y la tenemos clara, nos juntamos para llamar a los demás, eso es vanguardismo y elitismo, lo que se transforma en apetitoso bocado para las vanguardias estructuradas como partidos, corrientes y “coordinadoras”, que andan al acecho buscando donde hincar el diente.

Por eso no queda más alternativa que hacer lo otro: otro modo de vivir, otro modo de relacionarse, otro modo de alimentarse, otro modo de medicarse, otro modo de educarse, etc. pero no como “programa” de algún gobierno o gestión pública, sino gestión de los asuntos propios desde las propias manos y corazones en cada barrio y localidad.

Nada sacamos con juntarse espirituales y sanadores a contribuir al crecimiento personal. Nada sacamos con retirarse al campo a vivir bucólicamente la relación con la madre tierra. Nada sacamos con casas ocupas o centros culturales o “comunitarios” que al final se transforman o quieren transformarse en foco de atracción al más puro estilo vanguardia. Nada sacamos con hacer una maravillosa huerta que nos resuelve el alimento mientras los cadáveres caen en nuestras proximidades. Eso debe ser forma de vida para todos, no para un grupo de afinidad. Mejor harían personas y grupos en salir a mostrar el ejemplo, intercambiar productos con otros, enseñar a hacer y multiplicar las huertas familiares y vecinales, no sólo mediante talleres, sino en medio de la vecindad, donde se vea al salir de casa o al llegar cargado de compras o sólo con el triste pan solitario de la once.

Que sirva la experiencia, tanto la nuestra como en otros países. Hay que aprender, conocer y analizar, experimentar y discutir. En los territorios ocupados por el estado chileno hay muchas experiencias históricas y actuales que nos enseñan a vivir y producir en común, no sólo de las comunidades originarias, que son la mejor escuela, sino también de las primeras formas organizativas del movimiento obrero y de trabajadores, antes de las pugnas anarquistas-comunistas, donde las familias participaban junto a los gremios de artesanos y oficios varios, para luego hacerlo entre portuarios y ferroviarios, como en Valparaíso, o el salitre en el norte o en Lota, etc, y finalmente las mancomunales que generaban y podían generar múltiples actividades compartidas horizontalmente, como cooperativas, fondos de ahorro, sociedades de socorros mutuos, mutuales transversales, en fin, actividades que fueron trastocadas y destruidas por las luchas políticas de quien tiene la razón, quienes son los buenos y los malos y quien maneja mejor la máquina institucional de moler carne. Mucho hay para aprender ahí, aún en medio del sindicalismo corrupto y politizado que se encargó de aniquilar las primeras organizaciones y formas de compartir debido a que “no estaban a tono con la lucha de clases”, la que al haberse agotado hoy día, llama a que re-estudiemos esas primeras formas de aproximaciones corporales y acciones en común del mundo de los trabajadores y sus familias.

Miles de desempleados y familias hoy día pueden revitalizar la acción mutua, juntar fondos, producirlos, fabricarlos mediante las miles de maneras solidarias que se observan cuando el barrio reune para un enfermo, con esos fondos pueden hacerse emprendimientos productivos, autogestión, ferias comunes, rutas turísticas eco-comunitarias y mucho más, que la inventiva popular es infinita cuando se abre el corazón y se comparte, lo que dicho sea de paso es una escuela para los niños y la juventud.

No faltarán las personas, familias y experiencias que se engarcen con estas posibilidades, que intercambien productos y servicios, profesionales dispuestos a donar una o dos horas semanales para ello.

Los mapuche nos enseñaron a detener la construcción de hidroeléctricas mediante el sentido de comunidad. Hay que estudiar la experiencia de Curacautín. Vea la páginas de la Alianza Territorial Mapuche, ATM. Hágalo, vaya a ver, no lea solamente la prensa partidaria.

También puede ver las experiencias zapatistas en México, los kurdos de Rojava, los nasa del cauca en Colombia, los shuar de la Amazonia ecuatoriana y peruana, en fin, hay muchos más, pero no se pierda dando paseos cibernéticos de placer intelectual, extraiga conlusiones para su experiencia propia.

Participe en el taller por trueque “Autogestión para la vida en común” de los martes a las 18:30h. en el Sindicato de Trabajadores de la Construcción de Valparaíso. Infórmese en unlibre@gmail.com

Jaime Yovanovic Prieto
Universidad Libre, la desuniversidad comunitaria de la tierra.
Unlibre@gmail.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario